lunes, 7 de junio de 2010
Elixir de orquidea alegria(Orphys apifera)
La orquidia alegria, como bien nos dice su nombre, nos ayuda a recuperar la alegria despues de procesos de fuerte transformación. Nos hacer sentir ademas felicidad.
Aprovechamos para compartir un artículo que ha escrito Tonia Gomila en relacion con los niños y los adultos, en busca de la alegria y la felicidad. Seguro que tomando este elixir nos serà màs fácil!!!!
EN BUSCA DE LA FELICIDAD
El incesante escruto del ser humano para descubrirse a si mismo sella cada paso de la historia. Filósofos, pensadores, religiosos,… cada uno parece haber accedido a una de las cerraduras de las múltiples puertas que encierran el misterio del dicho ser.
Lo innegablemente cierto es que, aún con tal limitada perspectiva, el ser humano ha tenido que lindar con él mismo y con la vida. Única opción: ensayo, error.
Gracias a mi trabajo he podido acceder a unas de esas cerraduras donde se es permitido contemplar una realidad normalmente vedada a la cotidianidad.
Trabajo en el mundo de la terapia, donde la persona que asiste viene en busca de respuestas a preguntas tales como por qué teniendo todo lo que uno tiene no se halla la felicidad, cómo habiendo dado todo por un hijo éste parece no ser feliz tampoco. ¿Por qué nos sentimos solos en medio de la multitud? Con el drama interno que esto conlleva, el nudo permanente en el estómago, en la garganta, la opresión constante en el pecho, la imposibilidad de conciliar el sueño con la inherente necesidad de tomar algo para dormir… La necesidad de tomar un trago para desconectar……
Hablo de un privilegio contemplativo, por no ser ésta la realidad que se expresa de una forma común, muchas de estas personas llevan un vida totalmente normal y cualquiera aseguraría que son totalmente felices, ellas mismas lo asegurarían en según qué circunstancias. Como yo misma, como las personas que tienes cerca de ti. He podido constatar que esta realidad forma parte de la gran realidad, de que coexistimos entre dos realidades paralelas integradas como forma de vida. Cómo me siento y cómo quiero que piensen los demás qué siento, qué pienso y qué quiero que piensen los demás que pienso………
Vivimos con la presunción de que esta condición es única y no global y, como consecuencia, con una falta absoluta de comunicación y entendimiento real sobre cualquier tema de nuestro día a día.
Mi cuestionamiento: ¿tiene alguien, una entidad o una nación, la clave que desvele el gran misterio de la humanidad? ¿Sabe alguien, alguna entidad, alguna nación, qué es la realización del ser humano como tal? ¿Entiende alguien, entidad o nación, en qué consiste la felicidad?
Creo que nos toca reconocer humildemente que nos encontramos todos en el ensayo-error, como padres, educadores; que tenemos la obligación de equivocarnos cada día; que, cuando hablamos de socialización, estamos en el ensayo-error; que, cuando hablamos de un buen futuro, estamos en el ensayo-error; que, en todo cuanto pretendemos, estamos en el ensayo-error; porque nunca nadie tiene la fórmula de tales conceptos: la socialización, un futuro prometedor, la felicidad, no dejan de formar parte de las realidades paralelas. Cabe desarrollar tal afirmación.
Si cada uno de los que estamos comprometidos a equivocarnos cada día nos atreviéramos a hablar de lo que hay, de lo que sabemos, de lo que sentimos en realidad, y de lo que vamos descubriendo, cada vez estaríamos más cerca. Podríamos dar como cierto material nos da creemos buscar, que ninguna posición social nos da una garantía de bienestar, que no se puede juzgar a nadie por su apariencia, raza, orientación sexual, religión…… (Engloba este apartado la tendencia filosófica)
Son tópicos con los que no interactuamos, hablamos y afirmamos conceptos no integrados.
¿Es, en realidad, tan importante que un niño aprenda en un privada o en un pública, en un internado de monjas o en una escuela rural? ¿O en una unicista, en una francesa o en su propia casa? ¿Cree alguien, en verdad, que el quid de la cuestión se halla en el colegio?
¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿Lo cree alguien????????????????????
Encaro la situación desde la presunción de que lo que buscamos todos, en realidad, es la felicidad de nuestros hijos. Que, si queremos de que estudien una carrera, no es para sentirnos orgullosos de ellos porque sí, ni de tener la tranquilidad de que estén al amparo de un maravilloso grupo de amigos porque sí. El sentido de todas estas aspiraciones es, indudablemente, uno: que lo expuesto conlleve la tan anhelada felicidad. Entiendo que toda tentativa de otorgar derechos indelebles a nuestros retoños es a favor del mismo fin, ¿o me equivoco? ¿Estamos hablando de la realización del ser, de la fraternidad, del buen hacer, de la armonía entre los seres vivos? ¿Estamos buscando en los ojos de nuestros hijos el brillo inherente al descubrimiento más importante de sus vidas? ¿Estamos buscando un suspiro entrecortado que acompaña a todo momento trascendente, único y personal? ¿Estamos buscando gestaciones de mañanas prometedoras, sea cual sea el marco en el que se desarrollen? ¿Estamos hablando de lo mismo? Pretendo y presumo que sí, que, aunque lejos de ello, todo ser humano busca lo mismo. Y el mismo miedo a no encontrarlo jamás e, incluso, a que no exista ese concepto abstracto del que todo el mundo habla pero nadie conoce, hace que nos aferremos a ideas pretendiéndolas absolutas, que necesitamos seguridades y reivindicaciones porque, si no, no podríamos soportarlo. Pretendo y presumo que todo ser humano anhela lo mejor, que el miedo y las incertidumbres nos posicionan en lugares estratégicamente distintos y eso nos ofrece perspectivas aparentemente opuestas, pero sólo aparentemente. Pretendo y presumo, de nuevo, que cada vez estamos más cerca, que lo conseguiremos. Pero ayudémonos, unamos perspectivas, escuchémonos, respetémonos, no convirtamos una búsqueda en una lucha, ofrezcamos a nuestros hijos un futuro prometedor.
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